sábado, 24 de febrero de 2018

La abuelica




Una abuelica de más de 80 años acompañando a su nieto de unos 10/11 al instituto. 
"Aprende mucho hijo mío", le dice con una sonrisa de felicidad y satisfacción en la boca.

Y el niño entrando como quien ve llover, pensando en los últimos watsapps y esperando a la hora del almuerzo para comerse un bocata. Si se lo ha metido su madre en la mochila. Dudo que de otro modo tuviera huevos a comer bocata para el almuerzo. A no ser que se lo comprase en la cafetería, que también podría ser.
¿Cómo explicarle a ese niño lo mucho que esa afirmación de "aprende mucho" quiere decir?. Cómo soñaría la abuela con haber tenido esas oportunidades.

La abuela se va orgullosa de que uno de sus nietos vaya al instituto. Quizás no sabe que se pega unas horas en la academia y que las últimas notas tuvieron calabazas para rato.

¿Cómo explicar a unos niños el excepcional sentido de la palabra "aprender"?

Aprender por el mero hecho de aprender. Aprender por aquellos que, aun sabiendo mucho, no pudieron aprender otros conocimientos que les eran negados.

Aprender también por nosotros. Y por ellos.

Y nunca convertirnos en lelos irresponsables. De lelos irresponsables están los congresos, las asambleas, las juntas de gobierno y los consejos de dirección llenos.

"Aprende hijo mío, aprende".


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